

En nuestra ciudad, hace apenas unos años ver ballenas era una rareza. Hoy, los encuentros se multiplican y sorprenden a vecinos y visitantes que logran registrar imágenes únicas a metros de la costa. Durante las últimas vacaciones de invierno, incluso la Municipalidad aprovechó la tendencia para organizar actividades infantiles relacionadas con estos gigantes marinos, mostrando que la ballena ya es parte de la identidad turística local.
Si bien todavía no existen excursiones programadas —por lo impredecible de las apariciones—, muchos especialistas sostienen que no falta demasiado para que se conviertan en una alternativa real.
El biólogo marino Mariano Coscarella (CESIMAR-CENPAT) explicó que “la población viene creciendo sostenidamente desde la década de 1980, lo que hace que cada vez aparezcan más ballenas en sitios donde antes no se veían”. El último censo en Chubut incluso contabilizó 826 crías, con un dato curioso: el 5% eran blancas, una rareza que despierta fascinación.
En Necochea, el fenómeno suma un nuevo atractivo a la clásica propuesta de sol y playa. Lo que antes parecía un milagro ocasional hoy se perfila como una experiencia cada vez más habitual, con potencial para proyectar a la ciudad como uno de los puntos destacados del turismo de naturaleza en la provincia.