domingo 05 de octubre de 2025 - Edición Nº2496

Necochea | 5 oct 2025

Habló la familia de Magalí Vera: la separación, el miedo y un duelo sin redes sociales

12:26 |En una entrevista exclusiva con Ecos Diarios, los padres y una amiga hablaron sobre cómo era la joven asesinada por su pareja y cómo vivía los últimos años


Por: Ecos Diarios

Felipe y Stella Maris, padres de Magalí Vera, asesinada por su pareja durante la madrugada del 1º de diciembre de 2024, abrieron las puertas de su casa y hablaron en exclusiva con Ecos Diarios, a diez meses del femicidio que conmocionó al país, por haber sido casi enteramente registrado bajo cámaras de vigilancia, tanto municipales como privadas, de la ciudad de Necochea.

De las entrevistas también participó Anahí, una de las mejores amigas de Magalí, quien contó que la joven de 35 años era muy reservada respecto a lo que ocurría con la pareja y con su vida privada.

Sin embargo, cuando la relación con Javier Cerfoglio entró en crisis y se separaron, las amigas se sintieron hasta cierto alivio, porque sentían que Cerfoglio “sofocaba” a Vera, en lo que aparentaba ser una relación poco saludable para la salud mental de ambos.

Las recomendaciones hacia ambos habían sido que se separen, algo que él no quería hacer y ella sí. Finalmente, se separaron y luego volvieron, poco antes de que ocurra el femicidio. Eso hizo que la relación con los amigos que compartían en común se torne “rara”, porque en cierta forma habían incentivado la separación y ahora estaban de nuevo juntos.

Honda

Pese a ser muy reservada, Magalí había dado a Anahí, su amiga y compañera de emprendimiento de tortas, algunos detalles que, “con el diario del lunes” y habiendo pasado todo lo que pasó y de la manera en que pasó, le llegaron a resonar tanto, que terminó con tratamiento psicológico por sentirse culpable de no tomar aquellas señales y hacer algo al respecto.

“Tengo miedo de que se ponga malo”, le dijo Magalí en un chat de WhatsApp un día. Otra vez, le envió un video que contaba las características de un psicópata y le confesó que tenía muchas similitudes con Javier. “Es él”, le dijo, pero luego bajaba el tono y terminaba asumiendo que “es bueno” y que no sería capaz de ejercer violencia sobre ella. Magalí lo cubría y lo protegía.

Cerfoglio tenía varias ventajas y características que hacían que nadie pudiese dudar de él: aparentaba ser muy pacífico, no insultaba a nadie y era tan amigo del grupo de Magalí como ella misma.

Es debido a esto que aquella madrugada del 1º de diciembre que ocurrió todo, les resultó llamativo a los padres de Magalí verlo desencajado, insultando y violento. Aquel muchacho al que llamaban “hijo”, estaba mostrando una cara que ellos nunca habían visto.

 

“En su mejor momento”

Felipe, Anahí y Stella Maris coincidieron en que Magalí pasaba en 2024 por su mejor momento y en que era “sumamente feliz”. Ella había dejado su trabajo en Defensa al Consumidor de la Municipalidad, porque los problemas que le acercaba la gente, como deudas y estafas, le generaban mucho malestar. Se lo tomaba como un problema personal y solía hasta volver llorando a su casa por la impotencia de no poder hacer nada para, por ejemplo, ayudar a un jubilado que no podía afrontar un aumento de luz o gas.

Fue así que cuando Javier se quedó sin trabajo, ella decidió empezar a hacer tortas para eventos, aprovechando que había sido ayudante de una vecina que se dedicaba a la pastelería y había aprendido mucho.

Magalí tenía buen gusto y encontró en la pastelería toda la felicidad que el otro trabajo no le daba. Esa combinación hizo que en tres o cuatro meses tenga una demanda laboral que casi la desbordaba.

A tal punto fue así, que había querido alquilar un local, pero su papá le dijo que le llevaría gran parte de su ganancia y le ofreció el quincho de su casa para que ponga el emprendimiento allí. De esa forma, ellos también podrían ayudarla con el armado de las cajas o con las entregas cuando se viera sobrepasada.

Magalí aceptó el trato de Felipe y eso aumentó la cantidad de tiempo que pasaba con sus padres. Ellos veían muy de cerca lo mucho que estaba disfrutando su vida y el éxito. Su amiga, que hacía los adornos de las tortas, también era parte de ese crecimiento.

 

El femicidio y los meses después

La noche en que ocurrió el femicidio, Magalí y Javier habían sido invitados a un casamiento. La familia de ella y algunos amigos también.

En esa fiesta, Magalí presentaba por primera vez una torta de dos pisos. “Mañana la publicamos y te etiqueto, porque no la puedo quemar todavía”, le dijo a su compañera de emprendimiento, que no estaba invitada a la fiesta pero que compartía la alegría de su amiga por aquel suceso.

A las cinco de la mañana, Anahí recibió un llamado que jamás olvidará: “Javier y Magalí tuvieron un accidente, el auto está en el río y a ella no la encuentran”.

Pasaron unos pocos minutos y recibió otro llamado con la confirmación de que habían encontrado el cuerpo.

Para ese entonces, Felipe y Stella Maris habían presenciado la búsqueda y el hallazgo. También presenciaron desde cerca el rápido accionar de la Justicia.

“Cuando yo llegué, ya había un hombre de traje bajo la lluvia. No sé cómo llegó tan rápido. Me dijo que era el fiscal y enseguida empezó a dar órdenes. Para el mediodía ya teníamos las imágenes de todas las cámaras”, dijo Felipe, muy agradecido con el accionar judicial.

Stella Maris, por su parte, contó que después de todo lo ocurrido, tanto los padres como los hermanos de Magalí estuvieron dos meses sin mirar noticias ni redes sociales. Cuando empezaron a volver a mirar lo que ocurría en la sociedad, pudieron notar el apoyo que habían recibido durante todo ese tiempo.

Hoy, el único imputado del delito de “homicidio cuádruplemente calificado por haber sido cometido por el cónyuge, con ensañamiento, alevosía y mediando un contexto de violencia de género”, Héctor Javier Cerfoglio (40), enfrenta una pena de prisión perpetua de ser encontrado “culpable”.

 

Sin relación

Javier Cerfoglio y Magalí Vera tenían un hijo. Un pequeño al que hoy sus abuelos maternos no pueden ver, desde hace varios meses, por una medida judicial que, por supuesto, pone por sobre todas las cosas los intereses del niño, tal como lo estipula la ley vigente y los tratados internacionales.

El menor de edad eligió estar con sus abuelos paternos y se cortó por completo el vínculo con Felipe y Stella Maris. Ellos no hablan públicamente del tema, porque respetan por sobre todo la medida judicial, como han respetado todo el proceso penal del caso de su hija. Pero puertas adentro, cada vez que se nombra al pequeño, miran las fotos que tienen esparcidas por toda la casa o ven los videos en el celular, no pueden evitar que se les llenen los ojos de lágrimas.

La medida, sin duda ha profundizado la tristeza de la pareja. De un día para otro, debieron afrontar la pérdida de una hija de la manera más cruel imaginada, el yerno tan querido, al que hacía años llamaban hijo, se convirtió en un monstruo que ya no reconocen y no volvieron a ver a su nieto.

“Ella era una gran madre, a pesar de que trabajaba mucho, siempre se hacía tiempo para ir a la escuela, al jardín. Lo consentía en todo lo que podía, lo acompañaba”, contaron los abuelos, que anhelan que en el futuro, por decisión propia y sin presiones, el pequeño decida volver a vincularse con la otra parte de su familia.

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias