

Un audaz robo sacudió este domingo al Museo del Louvre en París, cuando un grupo de delincuentes sustrajo nueve piezas históricas de la colección de joyas de Napoleón y la emperatriz Eugenia. Según informó el ministro del Interior de Francia, Laurent Nuñez, los ladrones realizaron un reconocimiento previo y accedieron al museo utilizando un montacargas para llegar directamente a la Galerie d’Apollon, donde se exhiben las joyas de la Corona francesa.
El operativo delictivo duró apenas siete minutos, y los delincuentes cortaron los cristales de protección con herramientas especializadas, en lo que Nuñez calificó como un “gran robo” de valor incalculable.
Las autoridades detallaron que los ladrones ingresaron desde la fachada que da al río Sena, actualmente en obras, y fingieron ser obreros para no llamar la atención. Tras romper las ventanas, se llevaron las nueve piezas, entre ellas, posiblemente, la corona de la emperatriz Eugenia, que fue hallada rota fuera del museo.
No se reportaron heridos durante el asalto, pero el robo generó una evacuación masiva de turistas y el cierre total del museo durante el resto del día por “razones excepcionales”, según informó la institución en su cuenta de X.
La Galerie d’Apollon alberga algunas de las piezas más emblemáticas de la historia francesa y puede atraer hasta 30.000 visitantes diarios. Aunque el Louvre cuenta con medidas de seguridad avanzadas, los objetos de pequeño formato, como joyas, medallas y relicarios, representan un riesgo especial debido a su portabilidad y elevado valor histórico y material.
El museo posee más de 33.000 obras, que incluyen antigüedades de Mesopotamia, Egipto y el mundo clásico, así como pinturas y esculturas europeas famosas, como la Mona Lisa, la Venus de Milo y la Victoria de Samotracia.
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El Louvre no es ajeno a los robos históricos. En 1911, Vincenzo Peruggia sustrajo la Mona Lisa y la llevó a Florencia, recuperándose dos años después. En 1983, dos piezas de armadura renacentista fueron robadas y recuperadas décadas más tarde. Estos episodios, junto con los saqueos de la era napoleónica, forman parte del legado de desafíos en la protección de las colecciones del museo.