Traversini recordó que su vínculo con la institución comenzó por invitación de Juan Marraro, quien lo convocó a participar de la comisión directiva. “Me puse a disposición; de eso se trata. La renovación siempre trae nuevos aportes”, dijo. En ese camino, antes de asumir la presidencia, ocupó el rol de tesorero, tarea que le permitió conocer a fondo el funcionamiento interno del Centro Cultural.
El titular de la entidad explicó que el Centro Cultural es una asociación civil que exige una gestión completa: la administración económica, la definición de contenidos —con el acompañamiento de la dirección de Alberto Franco— y el mantenimiento del edificio. “Son muchas las cosas que hay que hacer y hoy me toca estar como presidente, pero esto es un equipo de trabajo. Cada uno hace algo y cada uno tiene algo para aportar”, subrayó.
Traversini reconoció que, si bien el Centro Cultural siempre contó con prestigio, durante años tuvo un perfil más cerrado que lo hacía parecer una institución elitista. Sin embargo, destacó que esa percepción cambió por completo: “Hoy lo vemos como la antítesis de eso. La impronta que se le dio al Centro Cultural en los últimos años es de apertura total. La institución tiene un latido propio y al entrar se percibe.”
El proceso de transformación incluyó una profunda ampliación de la oferta cultural y social, con propuestas destinadas a distintos públicos. Entre ellas, mencionó los espectáculos, los ciclos de cultura, iniciativas creativas y la apertura del “Centro Cultural de Noche”, que brinda espacio al desarrollo de la producción y los emprendimientos locales.
Asimismo, resaltó la consolidación de proyectos como el Centro Cultural de Niños y la biblioteca móvil, que permiten extender las actividades más allá del edificio central y llegar a nuevos sectores de la comunidad.
“Todo esto fue gracias a gente comprometida con ese cambio y muy consciente de que la institución debía abrirse. El saldo ha sido absolutamente positivo”, expresó Traversini.
El presidente también puso en valor el crecimiento del Multiespacio, ubicado a la izquierda del ingreso principal. Lo definió como “el espacio más vivido de la institución”, donde la diversidad de actividades y la dinámica diaria marcan una diferencia respecto de la tradicional sala de lectura.
“Allí sucede de todo, con un movimiento constante y abierto a la comunidad. Es una muestra de cómo la institución está viva”, concluyó.