El Tribunal de Disciplina de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) dio a conocer este jueves el fallo por el polémico “pasillo de espaldas” realizado por los jugadores de Estudiantes de La Plata en Rosario, y las sanciones superaron ampliamente las previsiones iniciales. Lejos de retroceder ante la controversia, la AFA endureció su postura y castigó tanto a la dirigencia como al plantel profesional.
Los once titulares del Pincha que participaron del gesto recibieron dos fechas de suspensión, que deberán cumplir en el próximo torneo oficial en el que el club compita. Esto implica que podrán jugar el sábado ante Central Córdoba, por los cuartos de final del Clausura, pero quedarán automáticamente inhabilitados en el inicio de la temporada 2026.
El castigo más severo recayó sobre el presidente del club, Juan Sebastián Verón, quien fue suspendido por seis meses para toda actividad vinculada al fútbol, una sanción inédita para un dirigente en este contexto.
A su vez, el capitán en aquel partido, Santiago Núñez, además de las dos fechas, recibió una prohibición de ejercer la capitanía durante tres meses.
En el plano institucional, Estudiantes deberá abonar una multa de 4.000 V.E., impuesta por “conducta ofensiva” y por los “gestos colectivos de desprecio” que, según el Tribunal, se vieron representados en el pasillo.
En el boletín oficial, el Tribunal de Disciplina explicó con dureza la responsabilidad dirigencial en el episodio. Allí se afirma que la decisión de realizar el homenaje de manera invertida fue tomada por Verón, avalada por la Comisión Directiva y comunicada al plantel profesional.
El dictamen señala:
“La decisión de que el pasillo de homenaje se realizara ‘de espaldas’ al equipo campeón fue adoptada por el Presidente del club, Juan Sebastián Verón, con el aval de la Comisión Directiva, y comunicada al plantel profesional para su ejecución. (…) No se trató de un gesto improvisado o aislado de algún jugador, sino de una directiva emanada de la máxima autoridad institucional del club”.
Con este fallo, la AFA deja sentado un precedente fuerte en torno a los actos simbólicos que, desde su perspectiva, atentan contra el espíritu deportivo y el respeto entre instituciones.