El deportista aseguró que no es la primera vez que recibe agresiones desde la costa y que en reiteradas oportunidades pescadores le arrojaron piedras o plomadas, algunas de ellas pasando a centímetros de su cabeza. En esta ocasión, tras sentir el golpe y notar la zona enrojecida de su espalda, intentó advertir a quienes pescaban en el lugar, pero nadie se hizo responsable. A pesar del dolor, logró completar el trayecto, salir del río y regresar luego a la zona para identificar a los responsables, aunque ya no se encontraban allí.
Además del hecho puntual, Leandro expresó su preocupación por la falta total de controles en el Paseo de la Ribera, donde —según denunció— hay pesca sin regulación, personas fileteando pescado sobre los bancos públicos, suciedad, actividades deportivas informales y reiterados episodios de agresiones a quienes practican natación o kayak. Afirmó haber realizado reclamos al 147, a la comisaría y a la Secretaría de Deportes, sin obtener respuestas concretas.
“El río es de todos y tenemos derecho a hacer deportes sin que nos tiren piedras. Si me pegaban en la cabeza podía haber sido una tragedia”, advirtió, reclamando medidas urgentes de control, prevención y convivencia para evitar un desenlace grave.