

El 22 de octubre de 2014, la Cámara de Diputados sancionó la ley que instituye a cada 16 de septiembre como el "Día Nacional de la Juventud", en conmemoración de la "Noche de los Lápices", uno de los hechos más funestos de la historia argentina.
Una noche de 1976, en coincidencia con el aniversario 21 del golpe de Estado que derrocó a Juan Domingo Perón, se inició un operativo conjunto de efectivos policiales y del Batallón 601 de Ejército para capturar a entre nueve y diez (las versiones difieren) jóvenes estudiantes que tenían entre 16 y 18 años, en su mayoría integrantes de la UES.
Los alumnos del Colegio Normal 3 de La Plata capturados por las fuerzas policiales hace más de cuarenta años habían marchado en reclamo del boleto estudiantil, beneficio que suspendido en el golpe cívico-militar. Todos los adolescentes capturados fueron conducidos al centro clandestino de detención “Arana”, donde se los torturó durante semanas, y luego se los trasladó al Pozo de Banfield.
De esos estudiantes secundarios aún continúan desaparecidos Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, María Clara Ciocchini, Horacio Ungaro, Daniel Racero y Claudio de Acha. En tanto, los únicos sobrevivientes del hecho, que luego narraron lo ocurrido, fueron Gustavo Calotti, Emilce Moler, Patricia Miranda y Pablo Díaz.
En un documento de inteligencia titulado “La Noche de los Lápices”, que años más tarde fue hallado en dependencias de la la Policía bonaerense, y en el cual el comisario mayor Alfredo Fernández describía las acciones que se debían emprender contra estos jóvenes, “integrantes de un potencial semillero subversivo”.
En reconocimiento a la lucha de este grupo de jóvenes militantes desparecidos es que se conmemora cada 16 de septiembre, desde el 2006, el Día de los Derechos de los Estudiantes Secundarios, un homenaje para que “los lápices sigan escribiendo” páginas en la tarea de establecer Memoria, Verdad y Justicia.