

Cuba legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo después de que los cubanos votaran a favor del Código de las Familias, que aumenta la protección de las minorías en la isla, según anunció este lunes el Consejo Electoral Nacional del país.
El organismo dijo que el 74,1% de las personas con derecho a voto en el referéndum nacional del domingo habían acudido a votar. Con el 94% de los votos escrutados hasta las 9 de la mañana del lunes, 3.936.790 habían votado a favor y 1.950.090 en contra, lo que supone un apoyo abrumador a la nueva ley.
Vale recordar que durante décadas las personas LGBTQ de Cuba se enfrentaron a la discriminación oficial en el territorio gobernado por los comunistas. A principios de la década de 1960, tras la llegada al poder de Fidel Castro, muchos homosexuales fueron enviados a campos de trabajo del gobierno junto con los disidentes políticos.
La Asamblea Nacional aprobó en julio pasado el Código de las Familias, un paquete legislativo que fue sometido a referéndum este domingo y que, entre otras cosas, abre la puerta al matrimonio igualitario en la isla, permitiendo a las parejas LGBTQ casarse y adoptar niños, además de ampliar la protección de las mujeres, los niños y los ancianos.
La influencia del voto castigo
Pese al resultado favorable al Código, la participación fue menos nutrida que la registrada para aprobar la nueva Constitución en 2019, cuando alcanzó un 90,15 por ciento. Y se trata del porcentaje más alto de voto en contra que haya recibido el gobierno cubano.
El exdiplomático cubano Carlos Alzugaray consideró que el resultado tiene un lado positivo, la aprobación de una legislación progresista, pero que debe suponer a su vez una señal de alarma para el gobierno. El analista político destacó que el gobierno perdió la "capacidad movilizativa del pasado", pese a la "propaganda avasalladora" desde el conjunto de las instituciones cubanas en las últimas semanas.
En su opinión, una "parte importante" de la población no se convenció con los argumentos del gobierno por el "Sí" y no fue a votar, "desafiando el viejo precepto cubano de que no votar te marca" y puede traer consecuencias.
Por su parte, el politólogo cubano Rafael Hernández consideró que "el Código es un paso efectivo en la dirección de la justicia social" y estimó que es la pieza legal "mas importante en materia de derechos humanos" desde el inicio de la revolución. Se trata de una rectificación legal a la marginación que sufrieron los homosexuales que se siguió en la isla como política estatal en las décadas de 1960 y 1970, y cuya discriminación fue prohibida por la Constitución de 2019.