martes 02 de julio de 2024 - Edición Nº2036

Mundo | 31 oct 2022

Política

Lula da Silva ganó la presidencia de Brasil con un 50,9% de los votos

Con esos números, la elección se transformó en la más ajustada de la democracia brasileña moderna. Antes de asumir su tercer mandato, aseguró que uu compromiso "es terminar con el hambre otra vez". Bolsonaro no reconoció la derrota ni emitió mensaje alguno desde que cerraron los comicios


Lula da Silva ganó las elecciones presidenciales de Brasil con un 50,9% de los votos, mientras que el mandatario slaiente, Jair Bolsonaro, obtuvo al 49,1%, números que transformaron la elección en la más ajustada de la democracia brasileña moderna.

"Me considero un ciudadano que ha vivido un proceso de resurrección. Intentaron enterrarme vivo y aquí estoy", aseguró el flamante líder en su primera comparecencia ante los medis y conocidos los resultados. "Haremos que los brasileños desayunen, almuercen y cenen todos los días", añadió.

 

 

Confirmado en las urnas su tercer mandato como presidente, Lula también se referió al silencio de su rival, que no reconoció la derrota ni emitió mensaje alguno desde que cerraron los comicios, después de advertir durante la campaña de un posible fraude electoral.

Los presidentes progresistas de América Latina festejaron el regreso de Lula, mientras que los líderes europeos han mencionado la lucha contra el cambio climático como uno de los grandes temas en los que trabajar con el nuevo mandatario, en contraste con la escasa sensibilidad medioambiental del líder derechista derrotado.

Como dato relevante, en el Estado de São Paulo, motor económico de Brasil y principal colegio electoral del país, ganó el candidato de Bolsonaro, Tarcísio de Freitas. Aun asi, los seguidores de Lula se concentraron en la avenida Paulista frente al Museo de Arte de São Paulo para festejar la victoria.

Entre las claves de esta victoria, los medios especializados brasileños aseguran que el miedo a la deriva autoritaria jugó un rol fundamental a la hora de elegir. "El temor de los brasileños a una escalada autoritaria del presidente derrotado, Jair Bolsonaro, pudo más que la desafección que muchos aún sienten por Lula, al que no le perdonan los actos de corrupción de sus dos anteriores Gobiernos".

Lula basó su campaña en una batalla entre el amor, representado por su candidatura, y el odio, personificado en su rival. Las amenazas de Bolsonaro de no reconocer los resultados electorales y el apoyo de las Fuerzas Armadas, a las que entregó puestos clave del Gobierno como el Ministerio de Salud en plena pandemia, fortalecieron la opción de defensa de la democracia del candidato de la izquierda.

 

 

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