lunes 08 de septiembre de 2025 - Edición Nº2469

Sociedad | 2 nov 2022

Cambio Climático

Para enfriar la Tierra, analizan lanzar un filtro solar en aerosol a la estratósfera 

La controversial tecnología que se estudia en el mundo para enfrentar el aumento de las temperaturas es investigada en nuestro país por la climatóloga Inés Camilloni, quién repasó los posibles riesgos y beneficios de modificar la radiación solar.


Bajar la temperatura del planeta inyectando en la estratósfera millones de toneladas de partículas en aerosol para formar una especie de "media sombra" es una de las tecnologías más controversiales para enfrentar el cambio climático y ya se está evaluando en el mundo. En nuestro país lo investiga la climatóloga Inés Camilloni, quien conversó con la Agencia Télam en el marco de las charlas TEDxRíodelaPlata, que se realizaron este miércoles con una multitudinaria edición en el estadio Movistar Arena.

"Es como si uno envolviera al planeta en una media sombra que atenuaría la energía que recibimos del Sol entre un 1 y un 2%. No vamos a hacer una sombra muy notoria, pero llegaría menos energía a la superficie y así bajaría la temperatura", explicó la doctora en Ciencias de la Atmósfera y profesora en la Universidad de Buenos Aires (UBA).

 

"Ojalá no haga falta usarse", deseó con respecto a esta especie de filtro espacial, aunque opinó que en Argentina debe "despertarse el tema" para tener una mayor participación en las discusiones internacionales, ya que la geoingeniería (la manipulación del clima terrestre a gran escala) aparece como una herramienta que permitiría "bajar rápidamente la temperatura de la Tierra".

Al respecto, la investigadora del Conicet repasó los posibles riesgos y beneficios de modificar la radiación solar, además de los dilemas éticos de esta tecnología, y señaló que "en los próximos diez o quince años ya estaría todo listo para implementarse".

En un contexto catastrófico donde el mundo se encamina hacia un aumento del calentamiento global de 2,8 grados para el final del siglo, la geoingeniería empieza a ser estudiada como una tecnología para aliviar las olas de calor que causan cada vez más muertes y mitigar las sequías e inundaciones extremas, entre otros desastres climáticos.

 

"Cuando hay una erupción, se liberan cenizas que llegan hasta la estratósfera, alrededor de 20 kilómetros de altura. Desde ahí, reflejan más energía del Sol hacia el espacio y hacen bajar la temperatura".

 

La idea es imitar las cenizas incorporando en la estratósfera pequeñas partículas en aerosol para reflejar más radiación solar de regreso al espacio y contrarrestar el aumento de temperatura causado por los gases de efecto invernadero. Para que las partículas químicas lleguen hasta esa capa de la atmósfera se necesitará enviar varias veces al día aviones especialmente diseñados para alcanzar los 20 kilómetros de altura.

Aunque parezca ciencia ficción, "es tecnológicamente factible y eficaz para bajar la temperatura", indicó la climatóloga y agregó que para la economía mundial no sería costoso mantener esta "media sombra" porque demandaría entre 10.000 y 20.000 millones de dólares por año.

A pocos días de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 27) que comenzará el domingo, Camilloni sostuvo que, aunque en las reuniones internacionales se habla cada vez más de estas tecnologías disruptivas, "no son la solución frente al cambio climático".

"Sería un enorme fracaso de la humanidad tener que recurrir a esto porque sabiendo cuáles son las causas de un problema no hemos actuado, no hemos hecho una transición hacia las energías renovables, ni logramos descarbonizar las economías", afirmó la investigadora que participará de la COP 27 en un panel sobre ingeniería climática.

En cuanto al immpacto de la geoingeniería en sudamérica, Camilloni destacó que "efectivamente bajaría la temperatura entre uno y dos grados centígrados entre el 2021 y el 2050, bajarían los extremos de precipitación, pero en promedio la lluvia aumentaría en la parte alta de la Cuenca del Plata y disminuiría hacia abajo".

Como la geoingeniería provocaría cambios en el ciclo del agua, el río Paraná en Posadas y Corrientes tendría más caudal, al igual que el río Uruguay en Salto Grande, por lo que sería necesario evaluar cómo afectaría a las represas hidroeléctricas de la región. "Uno podría pensar que más agua disponible podría ser beneficioso, pero los caudales máximos tenderían a ser más máximos y ahí la cuestión es si las represas están dimensionadas para caudales más altos", advirtió la investigadora.

Consultada sobre si es ético modificar deliberadamente el clima, la científica aseguró: "No es ético, pero ya lo estamos haciendo. El cambio climático es consecuencia de una manipulación del clima". Y agregó: "Creo que la discusión ética pasa ahora por ver de qué forma evitamos más el sufrimiento humano que implica vivir con cambio climático".

En este sentido, la investigadora remarcó que antes de implementar estas nuevas tecnologías es necesario un acuerdo global y subrayó que "si Argentina en alguna instancia tiene que decidir, que sea una decisión informada por la ciencia local". Para concluir, dejó su anhelo: "Ojalá que esto no haga falta usarse y se puedan afrontar las causas reales del cambio climático".

 

 

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