

Cristina Fernández de Kirchner reapareció públicamente este jueves en el Estadio Único de La Plata para encabezar un acto por el Día de la Militancia Peronista, que conmemora la vuelta de Juan Domingo Perón al país tras 17 años de proscripción. A pesar de que había mucha expectativa por el lanzamiento de su candidatura presidencial, la titular del Senado puso suspenso a la defición de su futuro: "Todo en su medida y armoniosamente, como decía el General", dijo.
Debajo del escenario, la militancia de La Cámpora y los vecinos que movilizaron los intendentes bonaerenses del Frente de Todos al "Diego Armando Maradona" clamaron por el regreso de su líder al Gobierno, como si por otro partido estuviera comandado el país actualmente, mientras que su hijo -y diputado- Máximo Kirchner y la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, dieron la nota al seguir el acto subidos a un paravalanchas.
Sin embargo, en el sector vip y en los palcos que albergaron a los invitados especiales y a los dirigentes políticos, las preocupaciones fueron otras y dominaron las conversaciones de índole judicial, a propósito de la conformación del Consejo de la Magistratura y las opiniones que desvalorizan a los cuatro integrantes de la Corte Suprema de Justicia a los que calificaron, como mínimo, de opositores al proyecto nacional y popular.
La ex presidenta tiene tanta dependencia del macrismo que hace de sus discursos un engaño permanente, Para los neutrales, aburre. "Las elecciones se pueden ganar pero los condicionamientos son tan graves, tan profundos, que nos han dejado. Va a requerir que la mayor parte de los argentinos tiremos todos juntos para el mismo lado. Si no es así, nuestro país será difícil para cualquiera", afirmó la Vicepresidenta en medio de un acto en el que volvió a cargar contra la Justicia: "Donde no hay jueces puestos a dedo, presionables y puestos en sus cargos el sistema funciona".
"El tercer gobierno kirchnerista fue malo para los angurrientos, no para la Argentina".
Cristina Fernández, vicepresidenta de la Repúbica Argentina
Buscando enemigos conocidos, la referente del Frente de Todos remarcó: "Dicen que tenemos que volver a los 90. Una fuerza política, no tan novedosa, que dice que los 90 fueron lo mejor de la historia. Y dicen que son lo nuevo. Acá lo único nuevo somos nosotros que cambiamos la Argentina después de la crisis del 2001", afirmó, e instantáneamente agregó que "la política es el trabajo y el salario en un proyecto político de industrialización, de trabajo agregado".
Entre tanto trapo recién pintado con la insignia de La Cámpora, la demagogia volvió a ser la bandera que mejor flameó en La Plata. Aprovechando cada momento para mostrarse atacada por el mundo y utilizar la victimización como un herramienta estratégica para alejarse del Ejecutivo que ella misma enzabeza y que ha dejado al país sumido en una pobreza escandalosa y una inflación anual que se proyecta en 3 dígitos; Cristina se emocionó al recordar a Néstor Kirchner: "El país se llevó a mi compañero de vida", remató, entre otras frases que tuvieron más de tribuna que de concepto, más de fútbol que de política, más de divinidad que de realidad.