La Selección Argentina jugará los cuartos del Mundial de Qatar este viernes desde las 16 ante Países Bajos y muchas son las especulaciones en torno al enfrentamiento entre sudamericanos y europeos. Lionel Messi, el capitán reivindicado, estará buscando el pase a su segunda semifinal de una cita planetaria ante un viejo zorro como Van Gaal, ante un equipo reconstruida a base de cambios de rumbo, de movimientos contraculturales.

Con el arbitraje de Mateu Lahoz, lo que ha sido en la historia un duelo colosal entre dos escuelas, la de la gambeta argentina y la del fútbol total holandés, será hoy la puerta para pelear por el título entre los cuatro mejores del mundo.

No es un lugar nuevo para ninguna de las dos historias. Quién no recuerda la final del '78, la de Kempes; o el cabezazo de Orteguita a Van der Sar y el gol de Bergkamp en Marsella; o el "hoy te convertís en héroe" de Masche después de evitar que la pelota entre al arco barriendo 20 metros de pasto y a "Chiquito" Romero en modo Goycoechea.

Con Di María recuperado y de vuelta al once, el que tiene problemas físicos y todavía no está confirmado es De Paul. Y este es un trastorno, proque incluso estando mal, es el jugador que más pases recibe de Messi y el que más pases le da. Su conexión.

En Países Bajos hay un debate sobre el estilo, mucho más defensivo con Van Gaal que con otros técnicos de la historia, pero ya en 2014 llegó lejos con sus tres centrales rudos y sus dos carrileros rápidos.

Los papelitos del Monumental, los tulipanes al borde de hacer historia, la rodilla del Lechuga Roa clavada en el Velodrome, el partidazo de Mascherano sobre Robben en 2014, el Leo Messi que pudo ser y aún quiere ser, todo eso, dibujarán otros cuartos históricos y con más color que ningún otro: celeste y blanco contra naranja. El Mundial, era esto. Y el capitán lo sabe, y confía.