Si no se sufre, no vale. Así es el fútbol en esta tierra, así lo mamamos de chicos y así parece querer ser siempre. Da igual si el resultado es este. El de las lágrimas desconsoladas de Paredes, el del grito de furia contenida de Lautaro, el de los bailes del Dibu, el de Messi en "modo Maradona" -adentro y afuera de la cancha-, el de Scaloni abrazado a su hijo en el banco de suplentes, los dos llorando. Da igual cómo sea, que sea.

En un partido de cuartos de final absolutamente memorable, de esos que se esperan ver en un Mundial,  la Selección Argentina que dirige Lionel Scaloni se impuso a Países Bajos desde la definición por penales (4-3), luego de empatar 2 a 2 en los 120 minutos reglamentarios (135 según el árbitro Mateu). En semifinales ya esperaba Croacia, vencedor de Brasil, también desde los doce pasos.

Y es que, comandada por su capitán, la albiceleste parecía encaminada a una victoria relativamente holgada sobre el cierre, tomando ventaja de un par de goles por la frialdad de Nahuel Molina en el área, promedidando el primer tiempo, luego de un pase extraterrestre de Lionel, y del propio Lionel Messi de penal, a mitad del segundo tiempo.

Sin embargo, Van Gaal mandó a la cancha a todos las torres que tenía sentadas en el banco y el equipo reacción en el cuarto de hora final. En realidad, llenó el área de centros, aprovechó su ventaja de altura y con un doblete de Wout Weghorst  igualó el marcador. El primero llegó a los 82 de cabeza y el otro cuando faltaban unos segundos para que se evaporen los 10 minutos que el juez español le agregó al complemento, com una jugada de pizarrón desde un tiro libre que emuló al de Javier Zanetti contra Inglaterra en FRancia '98.

En la prórroga, Argentina volvió a tener la pelota sin genera demasiado peligro, pero bien lejos de su área. Hasta que Scaloni mandó a la cancha a Di María para jugar los útlimos diez. Los naranjas se desordenaron, el técnico cambió de sistema y los de Messi tuvieron más chances que en todo el partido para clasificar sin tantas penas. Angelito casí lo mete olímpico, Messi tuvo una de las suyas, Pezzella cabeceó solo en el área, Lautaro le dio en la trompa a Van Dijk y Enzo Fernández tuvo dos, una que dio en el palo faltando nada para terminar.

Pero había que sufrir. En el haber, la Selección demostró no perder la cabeza ante tanta injusticia y se repuso, primero, de lo ocurrido en los 90, y de la mala fortuna en la prórroga, después. Y en los penales, el Mega Dibu Martínez terminó de aplomar esos nervios que siempre recorren el cuerpo cuando hay que ir a apoyar la pelota en el puntito blanco, a doce metros del arquero rival. Tapó los dos primeros con voladas descomunales, Messi metío y Paredes también. Solo erró Enzo Fernández, quizás como el destino lo había señalado, para que el de la foto final sea el "suplente" Lautaro Martínez, que se sacó la mufa y ahora empieza de cero.

Sí, Argentina se metió entre los cuatro y eliminó a los de Van Gaal por penales, como en el 2014. Ahora, a seguir creyendo.