Era uno de esos partidos que venían esperando los amantes del fútbol, el choque de potencias, de esos encuentros que no abundaron en el Mundial de Qatar. Franceses e ingleses ayer salieron a por la gloria, a dejar la vida en cada cruce y, en realidad, fueron más los británicos, quienes merecieron mejor suerte, pero como en Rusia otras vez Francia está entre los cuatro mejores,

El encuentro se inició con mucha intensidad por parte de ambas selecciones. Luego del aviso por medio de un cabezazo débil de Olivier Giroud, el último campeón del mundo abrió el marcador gracias a un bombazo de Aurélien Tchouaméni, que recibió a metros de la medialuna y clavó la pelota en un rincón. Apenas llegó la conquista de los galos, los dirigidos por Gareth Southgate fueron en busca del empate por medio de Harry Kane, quien exigió dos veces a Lloris antes de la media hora pero no pudo capitalizar sus chances en las redes.

En el arranque del complemento, se hizo cargo de un claro penal de Tchouaméni a Bukayo Saka y fue implacable: derechazo cruzado y 1-1 para la alegría de sus hinchas. El grito del goleador de Tottenham hizo recuperar las ilusiones a Inglaterra, que fue por más. Intentó por la vía aérea, por los costados, de pelota parada y en el centro del área. Sin embargo, ninguno pudo contra la inmensidad de Lloris.

Francia, que le sienta bien jugar al golpe por golpe, tuvo un par de oportunidades y no perdonó: a los 32 minutos, tras un intento de Adrien Rabiot, Antoine Griezmann encontró la cabeza de Giroud y así llegó el 2-1. Pudo haber sido 2-2, pero Kane erró un penal.

Con este resultado, los últimos campeones del Mundial se metieron en semifinales y se cruzarán con Marruecos. Por su parte, Inglaterra volvió a sufrir otro golpazo tras caer el año pasado en la final de la Eurocopa.