

Pasados 30 años desde el lanzamiento de "El Amor después del Amor" y de sus presentaciones históricas en el estadio de Vélez Sársfield, Fito Páez regresó a ese mismo escenario tres décadas después y protagonizó otra noche gigante para la historia del rock argentino, con unas 35 mil personas que colmaron el primer show y fueron el coro perfecto de cada hit.
"Va a ser una noche inolvidable", prometió el rosarino al subir al escenario este sábado, antes de la segunda función, también con entradas agotadas, que será este mismo domingo como parte de la gira que el artista viene realizando desde el año pasado.
Su público, una mezcla de viejos fanáticos (algunos con sus hijos pequeños) y una nueva generación de seguidores, coreó y bailó cada una de las canciones durante las 2 horas y media de show, que arrancó en el orden del disco, con "El amor después del amor" y "Dos días en la vida". La voz de Emme, una de las integrantes de la banda, le sumó un brillo de otra dimensión a cada canción.
Para el tercer tema, "La Verónica", Fito Páez estuvo acompañado de Nathy Peluso. "Tengo la suerte de que nos visite una artista enorme, monumental. De esas que van a ser para siempre", fue la presentación que hizo. La cantante se despidió con un beso y un "Te amo, Fito".
Después, el recorrido del álbum se entremezcló con otro éxitos inoxidables. Algunos seguidores reclamaron la ausencia de "Sasha, Sissí y el Círculo de Baba", "Creo" y "Detrás del muro de los lamentos"; otros se fueron felices por la inclusión de clásicos y joyas que el mismo artista reconoció que toca poco en los shows.
Antes de arrancar "11 y 6", Páez distinguió y saludó a Juanse que estuvo en las primeras filas del estadio. Después, el exlíder de los Ratones Paranoicos coreó y bailó todo el recital. Siguió con "Naturaleza Sangre" y con la aparición de Fabiana Cantilo en el escenario, con un vestido corto dorado que brilló tanto como la inmensa artista en la noche de Vélez.
La versión de "Te aliviará" dejó a todos enamorados. La tremenda química entre los dos y la felicidad de hacer música juntos sigue intacta. "Nunca tocamos juntos esta canción. La canción es muy linda, no tanto como ella. Ella me dijo que la quería tocar y me acordé que la escribí para ella", dijo Páez.
El homenaje a los 30 años de El amor... retomó con "Tráfico por Katmandú" y "Pétalo de sal", tema que le dedicó a Luis Alberto Spinetta. Después hizo una versión poderosa de "Los años salvajes" y pasó a "Un vestido y un amor". Una bandera argentina se proyectó en las pantallas gigantes del escenario en el momento de la frase "Ya sé, no te hace gracia este país".
Improvisado o no, Fito alegó un error de sonido y se animó a cantar a capella "Yo vengo a ofrecer mi corazón". Vélez enmudeció y la voz del cantante fue suficiente para emocionar a todo el estadio. De ahí pasó a un popurrí que hizo bailar al público: Solo los chicos, Nada más preciado, Tercer mundo, Gente sin swing, Yo te amé en Nicaragua, Hey You! (Con Hernán Mala Fama) y No bombardeen Buenos Aires reventaron todo.
El cambio de climas, que acompañó el subibaja de emociones, fue una de las cosas más logradas del show. Entre Tumbas de la gloria y La rueda mágica cantó Margarita, dedicada "a una de mis personas favoritas", al final del tema, le habló directo a su hija: "Para vos, mi amor".
Le siguieron una hermosa versión de Confiá y el clásico Fue amor. Alejo Llanes subió al escenario vestido de arlequín para Circo Beat. Hizo una intro genial y acompañó a Fito en todo el tema. Un acierto.
Después de Brillante sobre el mic, Fito se animó a ser director de orquesta de su banda en una larga intro de Ciudad de pobres corazones, que tuvo un cierre potente a cargo del guitarrista Juani Agüero. "Le mandamos un beso a Charly que está viendo el show desde la casa", dijo Fito, que sigue atento a cada detalle del show y de las personas que forman parte de su historia y de su presente.
Luego, Vélez vivió uno de los momentos más emotivos. El turno de David Lebon en el escenario. "Nunca me voy a olvidar esto en mi vida. Gracias por invitarme a estar con tu banda y con tu gente", dijo. Tocaron A rodar mi vida y todo el estadio terminó bailando y revoleando abrigos. A esa altura, cerca de la medianoche y después de 2 horas de show, el frío ya no se sentía.
Cuando parecía que todo había terminado bien arriba, Fito volvió a aparecer tras un cambio de ropa y sonó Cable a tierra, con la base de Boys don’t cry, de The Cure. Un delicioso delirio. Antes del final, hubo tiempo para Dar es dar y Mariposa tecknicolor.
"Estamos en un mundo que arde y nosotros estamos todavía transmitiendo amor. Gracias a la banda maravillosa y a todo el mundo", dijo el cantante y pianista antes de pasar al gran cierre con Dale alegría a mi corazón.