La Semana Santa es una celebración católica que se ha convertido también en un encuentro familiar o en una ocasión para vacacionar y pasar unos días con la cabeza despejada. Pero para respetar algunas de las tradiciones más emblemáticas de esta fecha hace falta basarse en una alimentación específica que, en estas épocas de vacas flacas, duele al bolsillo.

En este periodo sagrado que inicia en el Domingo de Ramos los fieles respetan ciertos rituales como el de no consumir carnes rojas durante los seis viernes de cuaresma, incluido el Santo y el Miércoles de Ceniza. En un ámbito más familiar, esa usanza se traslada solo a los jueves y viernes antes del Domingo de Resurrección, cuando concluye la liturgia.

 

La Iglesia dice que la carne roja representa el cuerpo de Cristo crucificado. Es por eso que los católicos practicantes evitan este alimento y cualquier otro derivado del mismo y lo reemplazan por pescado para cumplir con las Sagradas Escrituras.

 

Por estos días, cuando los precios son una preocupación para cualquier familia de clase baja a media, el ritual tuvo que adaptarse a las posibilidades reales. Es que un kilo de un pescado como el bacalao, en seco, costó por estos días entre 3 mil y 4 mil pesos en las pescaderías del distrito, mientras que la merluza o el palomito oscilaron entre los 1300 y los 1600 pesos por kilo, un precio que ascendió a entre 1500 y 2000 para las milanesas listas.

 

 

Las empanadas de vigilia, en comercios como panaderías, casas especializadas o también en las mismas pescaderías, partieron desde los 200 y hasta los 300 pesos por unidad, es decir, entre 2400 y 3600 por docena; y este viernes las carteleras de las rotiserías se llenaron con anuncios de paellas listas por porción, que iban desde los 1600 a los 2500 pesos.

En cuanto a los huevos de Pascua que se romperán en la sobremesa del domingo, otra tradición que no puede eludirse, en este caso un poco más comercial y destinada a los más pequeños de la familia, los valores variaron de acuerdo al tipo de chocloate, el tamaño, la producción y hasta el comercio.

Los artesanales desde 50 a 70 gramos se consigueron por entre 500 y 800 pesos, precio que se alzó se manera siginificativa en las chocoloaterías. En cuanto a las marcas comerciales, en los supermercados oscilaron entre los mil y los 3600 pesos los huevos de entre 110 y 210 gramos. 

 

 

Para los que todavía no compraron, sobre el filo de la fiesta las grandes cadenas lanzaron algunas promociones, por ejemplo: en Toledo se pueden llevar dos unidades al precio de una y en la Cooperativa Obrera hay descuentos de hasta el 70% en productos seelccionados.

Lo mismo ocurrió con las tradicionales roscas. En las ferias callejeras se las puede conseguir por desde los 400 pesos, solo cien por debajo de los que se comercializan en los supermercados con las marcas propias de cada mayorista. En las panaderías y confiterías, dependiendo la calidad y la cantidad de ingredientes del producto, los precios oscilan entre los 700 y los 1800 pesos.