Aunque las compañías internacionales amenazaron con aplicar tasas en torno al 7%, las charlas con el ministro de Economía, Sergio Massa, habrían equilibrado el descontento con incrementos de hasta el 4,5%, medio punto por encima de lo que ya se había pactado en el acuerdo de Precios Justos firmado en abril, cuando el Gobierno prometía que la inflación iría  a la baja.

La secretaria de Energía, Flavia Royon, esperaba mantener el 4% rubricado en ese acuerdo, que implicaba un alza de 16% promedio para los combustibles hasta mediados de agosto. El reclamo sectorial apuntaba a que les concedieran mayores aumentos, ya que las naftas y el gasoil acumularon hasta mayo un alza en torno al 23% en lo que va del año, contra una inflación que superó el 42% en los primeros cinco meses de 2023.

Otro foco de conflicto tuvo por protagonista a la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (CECHA). Luego de emitir un duro comunicado expresando "la grave situación que atraviesa el sector" y tras sucesivos reclamos al Gobierno, las cámaras y federaciones que integran la entidad decidieron declarar el estado de emergencia en las estaciones de servicio de todo el país.