domingo 30 de junio de 2024 - Edición Nº2034

Espectáculos | 1 nov 2023

Música

Amor Amarillo: 30 años del primer disco solista de Gustavo Cerati

El 1 de Noviembre de 1993, el líder de Soda Stéreo sorprendía con su primer material en solitario. "No estoy pensando en desarrollar una carrera solista. Simplemente hice un disco solo", aseguraba el artista en una de las pocas entrevistas que dio para promocionar esta producción.


Para sorpresa de los miles de fans que Soda Stereo había cosechado por toda Latinoamérica a través de años de agotadoras giras, Gustavo Cerati presentó el 1 de noviembre de 1993 "Amor amarillo", su primer trabajo solista, que daba pistas sobre los conflictos artísticos y personales que lo distanciaban de a poco de la famosa banda y, por lo tanto, le significaba una bocanada de aire fresco.

Al momento de su aparición se le consideró una aventura sonora más. A pesar de que fue bien recibida, la ópera prima del músico más influyente de Latinoamérica puso a sonar las alarmas entre los seguidores del trío debido a que demostró que, tras el llamado de atención que significó el tándem con Daniel Melero para Colores santos (1992), el músico era capaz de llevar adelante una carrera unipersonal, además en una época en la que las relaciones en la banda evidenciaban su desgaste.

Mientras meditaba acerca de su futuro en la terna, el cantautor conoció la noticia del embarazo de su esposa, la artista chilena Cecilia Amenábar, del primogénito de ambos, Benito: eso lo motivó a mudarse una temporada al otro lado de la Cordillera.

Amor amarillo es un álbum un tanto particular, lo que lo convierte, justamente, en una obra especial. Su confección no estuvo dominada por la reflexión sino por el impulso, a diferencia de Bocanada (1999), que, pese a que es el segundo título de la discografía personal de Cerati, fue la primera superproducción fuera de Soda: muchos, incluso su autor, le dieron el trato de debut.

 

 

"No estoy pensando en desarrollar una carrera solista. Simplemente hice un disco solo", aseguraba el artista en una de las pocas entrevistas que dio para promocionar esta producción, recogida por la periodista Maitena Aboitiz en una investigación que derivó en el libro Cerati en primera persona (2012).

"Cuando me embarqué en esta historia de ser padre tuve la necesidad de hacer una limpieza. Fueron diez años de andar girando, y después de Dynamo vino bien colgar los guantes un tiempo. Hasta la muerte de mi viejo, en 1992, mi vida estaba programada", confesaba.

El proceso creativo fue tomando forma en la paz del hogar que la pareja había constituido en Santiago de Chile y de manera absolutamente individual, lo que le permitió a Cerati dar rienda suelta a sus inquietudes artísticas, desde un sitial de experimentación sin tener que hacer concesiones y sin tener que enfrentar desgastantes fricciones.

Solo una vez que las canciones encontraron su cauce definitivo, el músico convocó a su compañero en Soda Stereo Zeta Bosio para que lo ayudara en la producción y a Tweety González, un histórico colaborador de la banda, para que le diera una mano en las programaciones.

Así, Cerati dio forma a una producción que presentaba once canciones pop, con un fuerte carácter entre lo experimental y lo electrónico, lo cual le garantizaba también la convivencia con algún eventual hit. Sin dudas, "Te llevo para que me lleves" resumió el perfil de "Amor amarillo", una colaboración de la por entonces feliz pareja, que describía el momento personal del músico bajo un clima cancionero que invitaba al baile.

Pero en la placa también destacaban el tema que le daba nombre, la premonitoria "Lisa", "Avenida Alcorta" y el nada casual homenaje a Luis Alberto Spinetta con una lectura de "Bajan", una canción del significativo disco "Artaud", creado en circunstancias que permitía trazar un paralelo con "Amor amarillo".

El carácter experimental, por su parte, se hacía notar con fuerza en cortes como "Pulsar", "Rombos" y "Torteval" a raíz de los samples utilizados.

 

 

Gran parte de la historia de "Amor amarillo" comienza a explicarse en la intensa actividad de giras con multitudinarios conciertos que Soda Stereo había encarado desde 1990 con el exitoso disco "Canción animal".

Aunque se trató de un trabajo que rendía tributo sonoro a cierta tradición estilística dentro del rock argentino, la realidad es que desde allí se intensificó la sociedad artística entre Cerati y Daniel Melero, algo que desembocó en el disco conjunto "Colores santos" y en el giro radical musical mostrado en "Dynamo", la siguiente producción del trío, ambos lanzados en 1992.

Estos trabajos dialogaban con las nuevas tendencias que comenzaban a tomar fuerza en la escena local, a partir del surgimiento de bandas como Juana la Loca, Peligrosos Gorriones, Los Brujos y Martes Menta, entre otros, en su mayoría apadrinados por la dupla Cerati-Melero.

Sin embargo, esa consolidación aumentó las rispideces artísticas y personales congénitas en el famoso trío conformado por Cerati, Zeta y el baterista Charly Alberti. El agotamiento físico y mental que suponía para el líder del terceto la intensa agenda, que amplificaron los encontronazos, impulsaron un impasse; y su etapa de pleno enamoramiento con Amenábar resultó el espacio de sosiego ideal.

En la intimidad del hogar en Chile, Cerati fue craneando y confeccionando su primer trabajo solista, sin límites creativos y con la única colaboración de su pareja. Primer gran paralelo contextual que 20 años atrás había rodeado la preparación de "Artaud" de Spinetta.

Una vez que las canciones estaban definidas, el líder de Soda convocó a Zeta y Tweety, y dio los toques finales a lo grabado en Chile en el estudio que había armado en la localidad bonaerense de Florida. Otro punto de conexión con "Artaud", cuando Spinetta eligió rodearse de sus afectos y más antiguos camaradas al sumar en el registro a los ex Almendra Emilio del Guercio y Rodolfo García, y a su hermano Gustavo.

Finalmente, la incorporación entre las once canciones de "Amor amarillo" del tema "Bajan" terminó de cerrar el círculo que conectaba a esta obra con el debut solista de su referente.

Aunque Soda Stereo continuó existiendo hasta su concierto final en 1997 y Cerati recién volvió a editar un disco solista en 1999, cuando presentó "Bocanada". Definitivamente, esta experiencia de 1993 anticipó que necesitaba un espacio donde su libertad no se viera limitada y auguró un recorrido individual superador respecto al famoso trío.

 

El arte de tapa

Consecuente con el título del álbum, los diseñadores Gabriela Malerba y Alejandro Ros se encargaron de sintetizar el amarillo en el arte de la manera más simple posible, aunque no tan obviamente. "Es una de mis tapas favoritas. No tiene diseño, ni tipografía, ni foto. Es como una escultura. La edición original era una caja amarilla translúcida, y la lámina tenía un agujero que la atravesaba de lado a lado", explicó el segundo, uno de los grandes referentes del arte para discos en la Argentina.

 

 

Sin embargo, la idea original era incluir un booklet de 48 páginas que contenía un catálogo de diversas tonalidades de amarillo. "Si bien el sello nos contestó que no, lo que estuvo bueno es que, como la banda estaba todavía junta, no había que hacer mucho ruido con eso. Era un lanzamiento opaco, para que la gente no creyera que el grupo se desbandaba. Por eso aprovechamos para hacer esa locura, porque la tapa no dice Cerati ni nada. Es un color con un agujero. Y en la contratapa tiene una foto que le atraviesa el ojo".

No obstante, la reedición de la ópera prima en solitario del ex Soda dejó lo suficientemente disconforme a su creador: "La reedición (que incluye diez en vez de once canciones) la desvirtuó. Es asquerosa, una de las peores cosas que me pasó. A pesar de que los demás discos que hice aguantaron el paso del tiempo porque están compuestas por fotos y letras, ésta se basaba en la caja amarilla. Es como cuando hicieron cuadrada la tapa de Artaud". 

 

Fuentes: Flacostereo y Télam

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