El mercado financiero atraviesa semanas de fuertes movimientos en los depósitos a plazo fijo. Desde junio, las tasas nominales anuales (TNA) se incrementaron en promedio casi 10 puntos, con entidades que incluso aplicaron ajustes de más de 16 puntos para atraer fondos en un contexto de política monetaria restrictiva.
El efecto no pasó desapercibido para los ahorristas: según los cálculos derivados de la TNA y la tasa efectiva mensual (TEM), el capital necesario para alcanzar un interés de $1 millón varía ampliamente según el banco. Mientras el Banco Hipotecario exige una inversión cercana a los $25 millones, el Banco Masventas requiere casi $49 millones, marcando el extremo de la dispersión.
La suba de tasas estuvo ligada al endurecimiento de la política del Banco Central, que buscó absorber pesos, encarecer el crédito y frenar presiones sobre el dólar y la inflación. En respuesta, las entidades trasladaron las señales a sus productos minoristas, generando un escenario más atractivo para quienes buscan refugio en los plazos fijos.
Los bancos medianos y más pequeños fueron los que realizaron los ajustes más agresivos, con aumentos de entre 14 y 16 puntos, como el Meridian o el Bica, mientras que los públicos como Nación y Provincia acompañaron la tendencia con movimientos más moderados. El contraste refleja diferentes estrategias: algunos priorizan conservar su clientela histórica y otros buscan captar nuevos depósitos.
Aun así, las tasas reales resultan positivas frente a la inflación. Con un índice de precios de 1,9 % en julio, la mayoría de las entidades ofreció rendimientos efectivos entre 3 y 4 % mensual, garantizando un margen favorable para los inversores, aunque con fuertes diferencias entre bancos.