En el marco de las XI Jornadas Provinciales del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil, el presidente del Tribunal de Casación Penal bonaerense, que se realizaron durante dos días en nuestra ciudad, Mario Eduardo Kohan, trazó una radiografía cruda y directa sobre la función del sistema penal y el rol del Estado ante los jóvenes que ingresan a los procesos judiciales. Con una mirada autocrítica, subrayó la importancia de abordar el tema como un problema transversal. “Es una cuestión muy delicada, que atraviesa planos sociales y económicos”.
Para Kohan, el debate sobre la edad de imputabilidad queda reducido frente a la verdadera discusión que debe darse. “No pasa tanto por si corresponde o no, sino qué hacemos con esos jóvenes que cometen delitos”. En ese sentido, recordó que el Tribunal de Casación el cual integra es “la alzada del fuero de responsabilidad penal juvenil”, pero que cualquier intervención judicial aparece cuando el Estado ya llegó tarde: “El sistema penal está presente cuando todo lo demás falló”.
El magistrado recalcó que pueden haber fallas previas del Estado, como en educación, salud o infraestructura y eso incide, en algunos casos, en el futuro de los jóvenes y en el presente que viven varios de ellos. “Todo lo que no se hace, o no se hizo previamente, siempre termina en el sistema penal”. Por eso, reclamó una articulación real entre los tres poderes del Estado, no sólo como un ejercicio institucional sino como un compromiso político, al manifestar que “los tres somos una sola cosa”, afirmó, en clara alusión que forman parte de la organización estatal.
Con una mirada introspectiva, Kohan asumió que la sociedad padece “cortocircuitos” que se traducen en falta de percepción y respuestas tardías. Pero remarcó que la tarea es colectiva y exige una mejora continua, esto es en el análisis macro e interdisciplinario que se traduzcan en políticas públicas.
La mirada del Ministerio Público Fiscal bonaerense
En esa misma línea, el defensor de Casación Penal, Ignacio Nolfi, profundizó sobre el concepto del fracaso estructural, ya que cada vez que un menor ingresa al sistema penal, dijo, es reflejo de que “falló algo en la sociedad, en el sistema”. Nolfi señaló que la reacción del Estado suele limitarse a reformas legislativas rápidas e ineficaces. “Son respuestas efectistas, sin una discusión previa de cuál es la búsqueda que como sociedad pretendemos”.
El defensor de Casación bonaerense explicó que las condenas en Argentina no son perpetuas, y por eso la ejecución penal debe entenderse con lógica de reinserción y explicó que “cuando una pena no tiene progresividad, el reingreso a la sociedad de ese joven es inevitable pero sin herramientas. Por eso hablamos de resocialización cuando hay muchos que jamás han sido socializados”, advirtió. Para él, la discusión debe encaminarse hacia una respuesta estatal integral, pensada desde un “objetivo común”.
En tanto, la fiscal de Casación Penal, Daniela Bersi, aportó una mirada centrada en la “rehumanización de la justicia”, concepto que identifica como una demanda social urgente. Planteó que el sistema debe encontrar una armonía entre los derechos de las víctimas y la perspectiva del adolescente imputado. "Hay que atender y lograr un equilibrio entre estos derechos tan fundamentales e importantes como son los de la víctima, pero también con una mirada que contemple a ese imputado que es un adolescente" y profundizó su pensamiento al cerrar diciendo que ese joven "tiene una historia de vida que mínimamente hay que conocer y atender como veníamos charlando este caso a caso"./