El directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó la tercera revisión del acuerdo con la Argentina, y el país obtuvo un desembolso de US$ 6.000 millones, dinero que servirá para engrosa las reservas del Banco Central que, según informaron, están en el orden de los 43.263 millones de dólares.
De esta manera, el Gobierno concluye el año recibiendo el desembolso y cancelando las cuotas de los vencimientos para el 2022 del acuerdo stand by. El aumento neto de las reservas, respecto de ayer, fue de US$ 4.200 millones, producto del ingreso de los US$ 6.000 millones y el descuento de la cuota de US$ 1.751 millones que quedaba por cancelar esta semana.
Anticipándose a la aprobación del directorio, que ya había obtenido el visto bueno a nivel técnico a principios de mes, este miércoles el Ejecutivo habilitó un giro de US$ 915 millones para cancelar una de las dos cuotas que vencían esta semana, mientras que la restante se canceló hoy.
El staff técnico del organismo multilateral aprobó la auditoría sobre las cuentas públicas al 30 de septiembre último, por lo cual se descontaba el voto positivo de los directores: "A pesar de los desafíos, consecuencia también de la guerra en Ucrania, se cumplieron todas las metas cuantitativas de desempeño hasta fines de setiembre de 2022, incluido el déficit fiscal primario debido a fuertes controles de gastos y acciones para mejorar la focalización de los subsidios y la asistencia social", habían destacado los técnicos al elevar el informe al board.
El envío de los dólares antes del 31 de diciembre será clave para que la Argentina cumpla con la meta de acumulación de reservas para este año, previsto en US$ 5.000 millones. Incluso, el ministro de Economía, Sergio Massa, espera sobrecumplir la meta en al menos US$ 2.000 millones, gracias a las divisas que genere la segunda edición del "dólar soja" y la activación del swap con China, que liberó parte de esas reservas transformándolas de libre disponibilidad.
Respecto de los objetivos del programa y las cuotas de pago para 2023, ya en el informe técnico los economistas del Fondo precisaron que "se acordó que los objetivos clave del programa, en particular los relacionados con el déficit fiscal primario y las reservas internacionales netas, permanecerían sin cambios durante el resto de 2022 y 2023 para continuar anclando la formulación de políticas y la credibilidad".
Pensando en lo que viene, el año entrante la Argentina deberá afrontar pagos por un total de US$ 18.800 millones, de los cuales, en el marco del acuerdo firmado con el organismo en marzo pasado, se refinanció esa deuda y la Argentina recibirá unos US$ 16.800 millones de parte del FMI para pagar la mayoría de esos vencimientos. De esta manera el Gobierno deberá hacer frente a un desembolso neto de US$ 2000 millones el proximo año.
Durante la semana pasada, la Argentina recibió una mala noticia cuando el FMI rechazó el reclamo por las sobretasas que pagan los países que piden dinero por encima de su cupo, un viejo reclamo que no encontró eco en las autoridades del organismo pese a la promesa que le había realizado Kristalina Georgieva al presidente, Alberto Fernández, durante la cumbre del G20 que se realizó en Bali, Indonesia.
La de este martes fue la última reunión del año del directorio del Fondo, que volverá a reunirse hacia mediados de enero. Tras el receso por las Fiestas se retomará el contacto entre el organismo y las autoridades argentinas para iniciar la revisión del último trimestre de 2022.
El Board destacó que "se cumplieron todos los criterios cuantitativos de desempeño hasta finales de septiembre de 2022, gracias a la gestión macroeconómica prudente del nuevo equipo económico".
Además, subrayó el camino de baja de la inflación. "En un contexto externo e interno más desafiante, la implementación decidida de políticas, incluido el endurecimiento de las políticas fiscal y monetaria, está conduciendo a una reducción de la inflación, así como a mejoras en la balanza comercial y la cobertura de reservas", explicó.
Sin embargo, observó el sistema cambiario y al respecto indicó que "las restricciones cambiarias y las prácticas de monedas múltiples deben evitarse y eliminarse tan pronto como las condiciones lo permitan, y se deben abordar los desequilibrios macroeconómicos". Al mismo tiempo relevó que "la coordinación voluntaria de precios y salarios podría desempeñar un papel complementario a medida que se abordan los desequilibrios macroeconómicos".