Aunque la reelección de Putin no estaba en duda, dado su control sobre Rusia y la ausencia de verdaderos aspirantes que pudieran desafiar su poder, el líder de 71 años quería demostrar que cuenta con el apoyo abrumador de los rusos. Tras el cierre de las urnas, la participación en todo el país sumó el 74,22%, superando los niveles de 2018 del 67,5%.
Los partidarios de Alexei Navalny, que murió en una prisión del Ártico en febrero, habían pedido a los rusos que acudieran a la protesta "Mediodía contra Putin" para mostrar su disconformidad contra un líder al que tildaron de "autócrata corrupto".
No hubo un recuento independiente de cuántos de los 114 millones de votantes rusos participaron en las manifestaciones de la oposición, en medio de un dispositivo de seguridad extremadamente estricto en el que participaron decenas de miles de policías y agentes de seguridad.
Un grupo de periodistas de la agencia de noticias Reuters observaron este mediodía un aumento del flujo de votantes, sobre todo jóvenes, en algunos colegios electorales de Moscú, San Petersburgo y Ekaterimburgo, con filas de varios cientos de personas e incluso miles. Algunos dijeron que estaban protestando, aunque había pocos signos externos que los distinguieran de los votantes de a pie.
Los partidarios de Navalny en el exilio difundieron en YouTube imágenes de las protestas dentro y fuera de Rusia. "Nos hemos demostrado a nosotros mismos, a toda Rusia y al mundo entero que Putin no es Rusia, que Putin se ha hecho con el poder en Rusia", dijo Ruslan Shaveddinov, de la Fundación Anticorrupción de Navalny. Además, agregó: "Nuestra victoria es que nosotros, el pueblo, derrotamos al miedo, derrotamos a la soledad: mucha gente vio que no estaba sola".
Disturbios en medio de las elecciones
Al menos 74 personas fueron detenidas el domingo en toda Rusia, según OVD-Info, un grupo que vigila la represión contra la disidencia. Algunos rusos prendieron fuego cabinas de votación o vertieron colorante en las urnas. Las autoridades rusas los llamaron "escoria y traidores", mientras que los opositores publicaron algunas fotos de papeletas estropeadas con lemas que insultaban a Putin.
La muerte de Navalny dejó a la oposición privada de su mayor líder, y otras figuras importantes de la oposición están en el extranjero, en la cárcel o muertas. Putin considera que la guerra en Ucrania forma parte de una batalla secular contra un Occidente decadente y en declive que, según él, humilló a Rusia tras la caída del Muro de Berlín en 1989 al invadir lo que considera su esfera de influencia.
El presidente afirma que Occidente está inmerso en una guerra híbrida contra Rusia y que los servicios de inteligencia occidentales y Ucrania intaron perturbar las elecciones.
Mientras que el primer mandatario ucraniano, Volodimir Zelenski, sostuvo que Putin quiere gobernar para siempre: "No hay legitimidad en esta imitación de elecciones y no puede haberla. Esta persona debería ser juzgada en La Haya. Eso es lo que tenemos que garantizar".
También se votó en Crimea, que Rusia arrebató a Ucrania en 2014, y en lo que Moscú denomina sus "nuevos territorios", otras cuatro regiones que controla parcialmente y reclama desde 2022. Kiev consideró ilegales y nulas las elecciones que se celebraron en partes de su territorio controladas por Rusia.