"Cuando mi papá sale a la cancha y todos lo vieron mal en la televisión fue muy notorio. Era lo que nosotras veníamos diciendo. Mi papá no estaba bien, estaba lento, perdido. A partir de ese día sí empezaron a decir que había que hacerle estudios, pero nosotras lo decíamos de antes", recordó Dalma.
En otra parte de su declaración, volvió a apuntar contra los imputados Luque, Cosachov y Díaz, a quienes calificó como quienes convencieron a los familiares de que la internación domiciliaria era la mejor opción para Diego tras su operación de cabeza.
"Nos prometieron una internación domiciliaria que nunca sucedió. No hubo ambulancia ni enfermeros", aseguró Dalma. Y agregó: "Nos prometieron enfermeras 24 horas, gente que estuviera ahí para tomarle la presión y darle las pastillas. También acompañantes terapéuticos, una ambulancia y aparatología que la daba la prepaga. Eso nunca pasó".
También opinó sobre Leopoldo Luque y expresó que él "nunca le cerró", "pero era su médico de cabecera y nunca pensé que no fuera a decidir lo mejor para mi papá".
"Él y su hermano habían estado involucrados en la muerte de una persona en año nuevo. A Gianinna y a mí no nos cerraba. Yo tenía mis dudas, pero por supuesto nosotras no teníamos mucha injerencia. Podíamos decir lo que nos parecía, pero no decidíamos nada", aseguró frente a los jueces.
Dalma se quebró en llanto al recordar cómo era Diego como padre. "A diferencia de lo que mucha gente pueda pensar, era un papá muy presente. Yo compartí toda mi infancia y adolescencia con él, con vaivenes, siempre fue muy amoroso tanto con Gianinna como conmigo. Si bien tenía este problema de las adicciones que acompañamos de la manera que pudimos las tres y que me da mucho orgullo que dijera que se había podido recuperar gracias a nosotras".
Luego, habló de las últimas veces que lo vio antes de su fallecimiento. "El último tiempo ya no reconocí a mi papá porque ya no se reía, se perdía. Estábamos en una videollamada y no sabía quién estaba del otro lado", lamentó Dalma.
Sobre el 25 de noviembre, el día de la muerte de Maradona, Dalma recordó: "Lo vi muy hinchado. Estaba tapado con una sábana, pero igual se podía ver que estaba muy hinchado. Yo me tiro encima cuando entro porque pensaba que se iba a despertar de alguna manera o algo, pero estaba muy hinchado. Tenía las manos muy hinchadas, la panza, el cuerpo, todo".