En una economía en crisis, con una inflación en julio de 7,4% y con precios que no paran de subir, los argentinos están usando cada vez más sus tarjetas de crédito para pagar sus consumos, tanto en la moneda local como en dólares. Esta tendencia sigue en alza, especialmente mediante promociones, descuentos o cuotas que se realizan a través del comercio electrónico.

Según un reciente informe de Prisma Medios de Pago, entre junio y agosto continuó el crecimiento interanual en la cantidad de transacciones efectuadas con la credencial plástica: las compras con crédito subieron un 10% y con débito un 23%.

En este contexto, los bancos deben informar los movimientos que realizan los usuarios en sus cuentas y con las tarjetas a partir de un monto mínimo de consumo, una cifra que fue elevada recientemente por la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) de 30 mil a 90 mil pesos, tanto para acreditaciones y extracciones, como para saldos o depósitos a plazo fijo.

Con estas modificaciones, los bancos podrán agilizar las operaciones y, a su vez, recibirán información automática y permanente con respecto a las transacciones descritas.

Por otra parte, la suba de las tasas de interés por parte del Banco Central de la República Argentina (BCRA) tendrá impacto en el costo a la hora de financiarse con tarjetas de crédito, ya que el tope de la tasa nominal anual (TNA) pasó del 43% al 49%, desde el pasado 6 de enero.