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Mundo | 5 sep 2022

Plebiscito en Chile

Aplastante "rechazo" para la nueva Constitución con el 62% de los votos

La negativa al texto triunfó en todas las regiones del país trasandino. Fue la opción electoral más votada en la historia con 7,8 millones de suufragios, aunque el proceso constituyente no se detiene.


El pueblo chileno dijo que no a la nueva Constitución por un margen abrumador: casi el 62% para el “rechazo” (61,9%, con el 99,9% escrutado) contra el 38,1% del “apruebo”, cuando las previsiones más pesimistas para este plebiscito no anticipaban semejante caída.

El resultado supone un golpe muy duro para el Gobierno de Gabriel Boric, que lo había apostado todo a un triunfo del sí. En la misma noche de la consulta, en un mensaje leído desde La Moneda, el presidente anunció la convocatoria para este lunes de las máximas autoridades del Parlamento “para avanzar lo más rápido posible un nuevo proceso constituyente”. Anunció también “prontos ajustes” en los equipos de Gobierno, “para enfrentar este nuevo período con renovados bríos”.

El rechazo venció con comodidad en todas las regiones del país, incluso en la capital con el 55% de los votos, un bastión que ferua clave en la victoria del presidente en la segunda vuelta de noviembre pasado.

Con 7,8 millones de votos, fue la opción electoral más votada en la historia de Chile, un récord matizado por el debut del voto obligatorio y la inscripción automática, que estableción que el 85% de los electores chilenos salieron el domingo de sus casas para votar.

Según el Diario El País, "inicia ahora una nueva etapa, con un Ejecutivo obligado a mantener vivo el proceso constituyente pero muy debilitado para imponer sus ideas y hasta la hoja de ruta. La derecha y buena parte de la centroizquierda política han convencido a la sociedad de que la propuesta emanada de una convención constituyente dominada por la izquierda pergeñó un mal texto".

La nueva Constitución fue la salida institucional que la clase política ofreció a Chile para encauzar el malestar tras las revueltas populares de 2019. Solo tres años después, la gente ha dicho que no es suficiente. El ambiente de agitación que siguió al estallido dio al nuevo texto un perfil de cambios profundos, con acento en la paridad de género, la ecología y el reconocimiento de los pueblos indígenas. La estrella se apagó poco a poco a medida que la convención perdía la confianza de los chilenos y crecía el temor de aquellos que veían amenazado su statu quo. Pero ha sobrevivido al proceso la convicción de que la actual Constitución, redactada entre cuatro paredes durante la dictadura de Augusto Pinochet, debe ser enterrada.

Los sectores moderados de la derecha y de la izquierda, triunfantes en el plebiscito, deberán respetar ahora la decisión ciudadana del plebiscito de octubre de 2020, cuando un 78% de la gente estuvo por cambiar la Constitución actual. Pero pondrán sus condiciones. La dimensión del rechazo le da cartas para imponer sus ideas. Podrán cuestionar los puntos más conflictivos del texto rechazado, como la declaración de Chile como un Estado plurinacional o el fin del Senado. No tendrán mucho tiempo. Las demandas que impulsaron el proceso constituyente como salida a la crisis siguen allí, y con ello la amenaza de nuevas revueltas.

El debate ahora es de qué forma se alcanzará ese texto integrador que las mayorías reclaman. Con aspectos clave como la definición de un Estado social y democrático y la incorporación de nuevos derechos económicos y sociales, la propuesta aseguraba la igualdad entre el hombre y la mujer en diversos ámbitos y tenía un marcado acento ecológico. Pero contenía aspectos que dividieron a la sociedad chilena, como la idea de que “no todos van a ser iguales ante la ley” (39%) -los chilenos y los pueblos originarios-, y la premisa de que “con la plurinacionalidad Chile corre el riesgo de dividirse” (31%), según un sondeo realizado para la votación.

"Con el triunfo del rechazo ha ganado la moderación", aseguran en la edición digital del periódico. "La campaña de oposición al proyecto de nueva Constitución elaborado por la constituyente ha contado con el trabajo de grupos de centroizquierda que se han organizado al margen de estructuras partidarias, de los partidos de la derecha tradicional que han cedido protagonismo a la sociedad civil, pero, sobre todo, de grandes masas de votantes que no se identifican con los sectores políticos. En cualquier caso, el plebiscito del domingo ha sido más el comienzo que el final de un largo camino para Chile".

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