Mundo | 20 nov 2022
Qatar 2022
El Mundial empezó con un mensaje de respeto e inclusión
Para algunos impactante, para otros austera, la ceremonia de apertura se extendió por media hora, y mostró un fuerte protagonismo del emir Tamim bin Hamad Al Thani. La fiesta comenzó con las actuaciones del estadounidense Morgan Freeman y el influencer local Ghanim Al Muftah; mientras que el único cantante internacional resultó ser el surcoreano Jung Kook.
Antes de que llegue el mediodía de este domingo (hora argentina), Qatar dejó formalmente inaugurada la Copa Mundial 2022 de la FIFA con una ceremonia -para algunos impactante, para otros austera- marcada por los conceptos de memoria, respeto e inclusión en el imponente estadio Al Bayt de la localidad de Al-Khor, lindante con la capital Doha.
El acto, de estricta media hora de duración, mostró un fuerte protagonismo del emir Tamim bin Hamad Al Thani, quien compartió el palco de honor junto al presidente de la FIFA, el suizo Gianni Infantino. La máxima autoridad del emirato habilitó al comienzo de la ceremonia con un saludo por las pantallas gigantes y dio paso al cierre con fuegos artificiales, tras un discurso de bienvenida que despertó el saludo de un público, de predominio musulmán.
La fiesta comenzó con la actuación del estadounidense Morgan Freeman, ganador de un premio Oscar en 2005, junto con el influencer local Ghanim Al Muftah, víctima del síndrome de regresión caudal, a quien le faltan sus extremidades inferiores. La narración se trató de un llamado de unidad a todas las personas del mundo y una invitación a superar todas las diferencias con humanidad, lo que se interpretó como una respuesta local a las resistencias de Occidente sobre diversos aspectos de la cultura qatarí.
En el corazón del campo de juego se representó un puente para simbolizar ese acercamiento pretendido, que más tarde refrendó Infantino con otro mensaje previo al inicio del partido entre el seleccionado local y Ecuador.
Bajo dirección musical de Red One y Katara Studios, y el diseño escenográfico del alemán Florian Weider, la apertura de la Copa del Mundo continuó con un homenaje a todos los países participantes de la primera edición en Medio Oriente. "Vamos, vamos Argentina", se escuchó por los parlantes del Al Bayt cuando ingresaron los voluntarios debajo de los trajes que representaban las camisetas gigantes de cada país.
En el mismo pasaje, ingresaron las mascotas de los Mundiales posteriores a 1962: Willie (Inglaterra '66), Tip & Tap (Alemania '74), Gauchito (Argentina '78), Naranjito (España '82), Ciao (Italia '90), Striker (Estados Unidos '94), Footix (Francia '98), Kaz and Nik (Corea-Japón 2002), Goleo (Alemania 2006), Zakumi (Sudáfrica 2010), Fuleco (Brasil 2014) y Zabivaka (Rusia 2018).
En ausencia de la colombiana Shakira y otros artistas internacionales, presuntamente por la negativa de sumarse a la fiesta de Qatar, el único representante mundial resultó el popular cantante surcoreano Jung Kook, quien precedió al local Fahad Al Kubaisi.
Según los corresponsales nacionales que asistieron a la fiesta, el imponente estadio Al-Bayt, que recrea una tienda beduina en medio de la zona despoblada y árida, presentaba kilómetros de congestión de tránsito en las autopistas circundantes, confirmando la preocupación inicial de la FIFA en los días previos al inicio del Mundial, que recomendó programar las salidas con tiempo por el dificultoso acceso a los estadios.
De los ocho escenarios de la Copa del Mundo, Al Bayt es el segundo de mayor capacidad (60.000 personas) y el único que no está conectado con la red de metro, de uso gratuito para todos los titulares de la tarjeta Hayya. Esa particularidad forzó a que todos los concurrentes llegaran por la misma autovía.