martes 08 de octubre de 2024 - Edición Nº2134

Necochea | 16 ene 2023

Juicio por el asesinato de Baéz Sosa

Día tenso en Dolores: Thomsen rompió el silencio y Guarino pidió que paguen

El más complicado de los acusados dijo que se metió a separar a un amigo en la pelea, que recibió un golpe en la cara y, por eso, reaccionó pegando patadas. "Jamás en la vida lo hice con intención de matar a alguien", remarcó. El sobreseído de la causa señaló ubicó a los implicados en la escena del crimen y puso en jaque la coartada Luciano Pertossi.


Este lunes, en los Tribunales de Dolores, se realizó la décima primera audiencia del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa, el joven asesinado a golpes en enero de 2020 a la salida del boliche Le Brique en Villa Gesell. Y fue una jornada dura, tensa, con declaraciones fuertes.

La expectativa inicial estaba puesta en lo que iban a decir los dos del grupo de los rugbiers que fueorn sobreseidos: Alejo Milanesi y Juan Pedro Guarino. El primero no declaró. Se retiró de la sala y no brindó testimonio debido a que tanto Fernando Burlando, abogado de la familia de la víctima, como la defensa de los zarateños, encabezada por Hugo Tomei, desistieron de su exposición.

 

 

El que sí habló fue el segundo, y su palabra fue muy importante. Al igual que Milanesi, Guarino presenció todo lo ocurrido aquella madrugada: cuando sacaron al grupo del boliche, cuando los imputados se fueron a la quinta y cuando fueron arrestados.

El fiscal le pidió al joven sobreseído que marque a sus amigos en varios videos. Entre dudas, fue señalando a los implicados y puso en jaque la coartada Luciano Pertossi, quien había quebrado el silencio para desmentir su presencia en la zona.

Además de individualizar a los atacantes y complicar su situación, afirmó: "Sentí vergüenza y dolor por lo que hacían".

Al llegar al Tribunal de Dolores, ya había adelantado a la prensa que llegaba para "ayudar a la Justicia por Fernando”. Al salir, le dio sus condolencias a Silvino y Graciela, los papás de la víctima. "Todos los días, desde que pasó, me pregunto si podría haber hecho algo para que no pasara", expresó angustiado.

Guarino señaló no recordar cómo fue el ataque al estudiante de derecho, pero aclaró que tras recuperar la libertad, trató de "cortar toda relación con los rugbiers", y agregó: "Thomsen era mi amigo, jugábamos al rugby y compartíamos juntadas. Cinalli lo mismo, e iba además a la misma escuela", especificó. Además, confesó que con quien mantenía mayor relación era con Luciano y Ciro Pertossi.

Sobre la noche del asesinato, aclaró que "fue normal hasta que veo, mientras estaba parado en las escaleras de la pista de abajo que, en la barra, Thomsen y Benicelli discutían con uno o dos chicos" y que, tras ello, vio como sacaban del boliche a Máximo Thomsen y a otros acusados: "Lo que pasó adentro del boliche me lo enteré por de los medios. Nunca hablé con los rugbiers de eso", remarcó.

 

 

Esa noche, sostuvo, se fue por voluntad propia para no quedarse solo en el lugar. "Salí por la cocina, por donde salieron ellos", aclaró e insistió en que no recuerda porqué Ciro Pertossi le dio su buzo, situación que figura en uno de los videos de la causa. Al salir del lugar escuchó gritos y vio a Thomsen y a "un chico tirado en el piso". Además, remarcó que se enojó mucho por la situación y se retiró del lugar. "Me imaginé que se estaban peleando y me fui".

"Yo no lo podía creer porque habíamos ido de vacaciones a pasarla bien y ellos ya se habían peleado otras veces". Guarino explicó que previamente había conversado de estas situaciones con su mamá y su novia: "Les dije que si esto volvía a pasar, me volvía". También declaró que "este episodio" no tuvo "nada de diferente con los otros". "Nunca lo pude creer y nunca me gustó", manifestó.

A pesar de ello, el joven sostuvo que no vio que los acusados le pegaran a Fernando, pero si los reconoció en medio de los disturbios. “Sentía hasta vergüenza de lo que estaban haciendo y me fui. Mucho dolor sentía”, insistió. Y subrayó: "No escuché que ninguno (de sus amigos) se haya hecho cargo de la situación ni del ataque".

Finalmente, contó que "cuando llegué a la casa no escuche ningún comentario, estaba enojado y como mi cuarto estaba pegado a la puerta de entrada, me metí en mi habitacion y puse a cargar el celular", dijo. En la tarde del día 18 se enteró que Fernando Báez Sosa había sido asesinado. "Ya estábamos con los precintos, los policías nos sentaron en un banco y nos dijeron lo que pasó", declaró.

"Con ellos en la cárcel los días los tuve que pasar igual, pero pude cortar todo cuando salí", insistió. Además, aclaró que durante los días que estuvieron detenidos él no hablaba de Fernando. Durante la declaración, la fiscalía le mostró videos y señaló a varios de los rugbiers en la escena del crimen. También se reconoció en el lugar, al igual que a Luciano Pertossi, Lucas Pertossi, Blas Cinalli, Ayrton Viollaz y a Matías Benicelli.

Luego del asesinato, Juan Pedro Guarino, Alejo Milanesi y los ocho rugbiers acusados quedaron imputados por el crimen. Sin embargo, tras pasar 23 días presos, el 10 de febrero de 2020, estos dos recuperaron su libertad luego de ser sobreseídos de la causa.

La fiscal Verónica Zamboni había explicado que no había elementos para vincular a los dos jóvenes en el homicidio: "Las esenciales pericias que arrojarían claridad sobre la participación o no de Guarino y Milanesi en el suceso han arrojado resultado negativo".

 

La palabra de Thomsen

Después de escuchar la palabra de su mamá, Rosalía Zárate, quien no aportó nada a la causa, quizás como estrategia de la defensa, el rugbier que está acusado de darle la patada mortal a Fernando Báez Sosa pidió hablar ante el tribunal. Así, Máximo Thomsen se transformó en el segundo del grupo en romper el pacto de silencio.

 

El joven se victimizó diciendo que "escuché sobre mí cosas que no reconocía. Hablaban con tanto odio que me hacían doler muchísimo".

 

El acusado lloró mientras escuchaba a su madre y volvió a llorar mientras recordaba la noche del ataque mortal. Entre las frases más fuertes de su declaración, en la que pidió no hablar de nadie más que de él cuando le preguntaron y le mostraron videos sobre lo ocurrido esa noche, declaró: "Quiero pedir disculpas porque jamás en la vida se me hubiese ocurrido tener intenciones de matar a alguien".

 

 

En cuanto a ese 18 de enero de 2020, Thomsen recordó que "cuando se estaba haciendo de noche ya estabamos medios mamados. Ya afuera (del boliche Le Brique) fui a donde estaban sentados los chicos. Dije ‘se van a pelear’ y apenas me meto, para sacarlo, me pegan una piña en la cara. Así reaccione pegando patadas. Pero jamás en la vida lo hice con intención de matar a alguien".

"Dicen que yo organicé, que soy líder. Pero yo me metí a pelear porque vi que era una persona contra muchos. Un amigo me tocó y me dijo ‘basta’. Ahí vi que ya nadie estaba golpeando. Y me fui", reconoció.

El rugbier, uno de los más complicados en la causa, señaló que "tomé conocomiento de la muerte al otro dia. Un policia dijo ‘ustedes mataron a un pibe’. Me puse a vomitar porque no lo creía. Mi cabeza no lo podía procesar porque no lo entendía".

 

 

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