sábado 01 de abril de 2023 - Edición Nº1578

Sociedad | 5 feb 2023

Bienestar

Dormir la siesta o no, esa es la cuestión

La polémica está planteada desde tiempos inmemoriales, aunque dependiendo de la región del país. En Necochea están los que la defienden y los que la descartan por completo. Qué dicen los científicos y por qué se recomienda la siesta energética.


Como en todo, la cuestión siempre va a estar dividida: Por una lado, los amantes de la siesta, los que defienden a rajatabla la idea de calzarse el gorrito, el antifaz y echar frazada hasta el cuello con las persianas bajas. Por el otro, los odiadores de la almohada, los que piensan que cerrando los ojos un rato por la tarde se está perdiendo tiempo de vida y un momentazo para cualquier otro plan.

Pata terminar con la grieta, sin llamamientos a que nadie deba hacer nada que no quiera, la ciencia definió que tener un segundo sueño en el día sirve para estar más descansados, para estar más alertas, mejorar el rendimiento y la reacción para realizar las actividades diarias y es fundamental para fortalecer la memoria. Por lo tanto, dormir es bueno, tanto para el cuerpo como para la mente.

 

 

Y no es una actividad rara. Aproximadamente el 50% de las personas afirma tomarse una siesta al menos una vez por semana. Y si vemos que ocurre por países, las tasas son mayores en lugares como Grecia, Brasil y México, donde tienen una cultura tradicional que incorpora "tiempo de silencio" a primera hora de la tarde para que la gente se vaya a casa a descansar. En estos lugares, hasta el 72% de las personas se echa una siesta, como mínimo, unas cuatro veces por semana.

Pero también se sabe que esta placentera actividad no es para todos. Algunas pocas personas simplemente no pueden dormir durante el día o tienen problemas para hacerlo en lugares que no sean sus propias camas. Y en estos casos puede desencadenar algunos efectos negativos como la inercia del sueño, aturdimiento, desorientación y problemas para dormir durante la noche.

 

 Estudios demostraron que no todas las siestas son buenas. Si es muy larga o dormimos más de una vez al día pueden empezar a aparecer algunos efectos contraproducentes o causarnos insomnio durante la noche.

 

Lo que los especialista recomiendan es la "siesta energética", que no es otra cosa que dormir de 10 a 25 minutos en un entorno tranquilo y oscuro, con una temperatura ambiente cómoda y pocas distracciones. El problema de dormir más es que podemos entrar en las fases profundas del sueño y levantarnos muchos más atontados de lo que nos acostamos.

En cambio, si el plan tiene como objetivo quedarse despierto más tarde de lo habitual, lo ideal es echarse una siesta de aproximadamente una hora y media, que es la duración de un ciclo normal, cuando se experimenta un sueño profundo durante aproximadamente una hora, seguido de un sueño ligero durante la última media hora: esto produce que el cuerpo se sienta renovado y alerta. Sin embargo, despertarse durante el sueño profundo produce todo lo contrario.

En cuanto al momento, dormir después de comer está ganando cada vez más adeptos. Según una investigación publicada en la revista Neuron y llevada a cabo por la Universidad de Manchester (Inglaterra), las neuronas que nos mantienen despiertos se "desconectan" tras la comida, de ahí esa modorra que nos invita a la sobremesa.

Quizás esta sea la causa por la que se recomienda una siesta en las primeras horas de la tarde, idealmente antes de las 15 o las 16. Pero otros factores individuales, como la necesidad de dormir, los horarios normales de sueño, la edad y el uso de medicamentos, también pueden ser importantes para determinar la mejor hora del día para la siesta.

Otras señales de que es hora de cerrar un rato los ojos puede ser ese sentimiento de fatiga repentina o somnolencia inesperada. Aunque otras veces, la siesta puede ser planificada con un motivo particular, como cuando se sabe que se van a perder horas de sueño por la noche debido a un turno de trabajo largo o una entrega en la facultad.

Para lo que siguen en contra, recuerden que, según su definición, la siesta es una costumbre consistente en descansar algunos minutos o un par de horas, después de haber tomado el almuerzo, entablando un corto sueño con el propósito de reunir energías para el resto de la jornada o resistir una noche larga. Nada más y nada menos que eso.

 

 

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