viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº1962

Necochea | 5 jun 2023

Inflación

Las ferias de calle se multiplican en Necochea como respuesta a los precios

De Garage, de Jardín, de Placar, Vintage, Americana, del Usado. Los nombres varían, pero la intención es la misma. Cada dos o tres cuadras aparece un cartel en la vereda invitando a ver.


Trayendo recuerdos de aquellos crudos meses de principios del milenio, cuando el valor del dinero había dado paso a la imaginación como el vehículo más útil para llevar un plato de comida a la mesa, las ferias de calle comienzan a proliferar en la ciudad de Necochea a un ritmo alarmante, alentada por precios en el rubro de la indumentaria y el calzado que no paran de escalar, y que asustan.

De Garage, de Jardín, de Placar, Vintage, Americana, del Usado. Los nombres varían, pero la intención es la misma. Cada dos o tres cuadras aparece un cartel en la vereda invitando a ver. Según datos que nadie verificó, en la zona céntrica, promedio, hay una feria cada cuatro manzanas.

En los canastos, la ropa de entrecasa se consigue por entre 200 y 1.000 pesos. En los percheros, los chalecos y camperas van desde los 900 y hasta los 2.500. Hasta se pueden conseguir zapatillas o botas gastando menos de dos billetes del hornero, cuando en las casas deportivas ya se hace díficil conseguir un calzado de una segunda marca por menos de 20 mil.

 

Las ferias se fortalecen y proliferan porque la gente las necesita cada vez más. Las hay en casas, en clubes y escuelas, claramente sin controles y libradas a su suerte.

 

A diferencia de aquella crisis del helicóptero, en esta todavía no se observan grandes espacios de trueque, una variante que fue furor por esos años. Tampoco se intercambia mercadería o se ofrece comida a cambio de un servicio, aunque parece solo faltar quien organice el espacio e invite.  

"Empezamos hace algo de dos meses con esto. Estábamos sin trabajo con mi hermana y teníamos mucha ropa sin usar, entonces armamos un cartel y sacamos un perchero a la calle", cuenta una de las tantas nuevas emprendedoras de la ciudad. No quiere revelar su nombre porque le da vergüenza, tampoco quiere fotos. Dice que ya tiene la clientela propia del barrio y que siempre para algún que otro auto en la vereda y se bajan a mirar. "Vendemos ropa que usaríamos nosotras", acota sobre la fórmula del éxito.  

Cuando aprieta el bolsillo, las ferias de calle se convierten en una salvación. Allí se puede conseguir ropa para toda la familia por el precio de de lo que saldría vestir a una en un comercio no registrado. La ropa que llega a cambio de algunos pesos, la utilización de la vivienda propia o de alguna institución y la colaboración del grupo familiar en el emprendimiento hacen que los valores sean, cuantos menos, considerablemente más baratos que en, incluso, una casa de ropa de segunda.

 

 

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