La vecina, tras recibir la sorprendente factura, se dirigió a las oficinas de la UPC en la intersección de las calles 59 y 42 para presentar su reclamo. Sin embargo, la respuesta que recibió fue frustrante: primero debía abonar la factura y luego iniciar el proceso de reclamo. Al llegar a la zona de atención al cliente, le informaron que probablemente tenía un consumo mayor y le sugirieron revisar su medidor.

Intentando resolver la situación, la vecina trató de abrir la caja del medidor en su hogar, pero estaba trabada, lo que indicaba que no había sido revisado por mucho tiempo. Con esta evidencia, volvió a las oficinas de la UPC para solicitar una nueva medición y pedir ser notificada cuando esto sucediera. Sin embargo, su solicitud fue rechazada y, peor aún, no le proporcionaron un número de reclamo cuando lo solicitó.

Cuando insistió sobre la importancia de tener un número de reclamo para poder recurrir a la OCEBA (Organismo de Control de Energía Eléctrica de Buenos Aires), le respondieron que la empresa no se manejaba de esa manera. "Si quiero hacer el reclamo en la OCEBA, no puedo porque no tengo el número de reclamo", explicó indignada la vecina.

Para empeorar la situación, le informaron que si se llegaba a realizar una refacturación en los próximos 10 o 15 días, recibiría una nueva boleta, pero si no se modificaba nada o no se revisaba el medidor, no sería notificada. "Estamos presos del monopolio de esta empresa, porque lamentablemente no tenemos otra opción que nos brinde el servicio eléctrico", concluyó la vecina, quien expresó su indignación ante el accionar de la UPC y la falta de alternativas.

El descontento de los usuarios sigue creciendo mientras esperan soluciones y respuestas claras de la entidad.